Birmania, una tragedia inhumana
La semana pasada un tifón destruyo parte del país. La ONU calcula entre 63.000 y 102.000 muertos y otras 220.000 personas desaparecidas. Los niños que quedaron huérfanos los llevaron a un campo de refugiados. No les dejan salir a buscar a sus familiares desaparecidos. Les hacen llevar ropa similar a la que llevan los presos y un número de registro que deben mostrar siempre. Cuando les visitan algún familiar tienen que estar en una sala especial con un agente al lado. El Gobierno birmano sigue ocultando a la población la auténtica magnitud del desastre. Hoy en día aceptarán la supervisión de expertos procedentes de China, la India, Bangladés y Tailandia, aunque analizará caso por caso las demandas de visado por parte de los trabajadores humanitarios. Los militares no dejan acceder al delta del río Irauadi a los periodistas del país y extranjeros.
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